Con esta sentencia tacita sobreentendida y lapidaria termino el acto lúgubre y escuálido de prestación de carteles de la población de Tovar Estado Mérida, fue tan simplón el evento que sobraron sillas, por supuesto los pocos que fueron aplaudían como focas cada vez que se anunciaban los fulanos carteles, lo lastimero vino al final, cuando tomo la palabra el patriarca que a moco tendido explico el porque de los escuálidos de los carteles, aquello parecía mas que presentación de carteles, un acto de despedida de novio, lagrimas por acá y lloriqueo por allá. Que si no hay dólares, que los impuestos, que la asociación de toreros, lo que le falto al patriarca fue arrodillarse y pedir perdón.
El Alcalde, los de la Comisión taurina, junta de ferias, y los del comité del recuentro con la cara seria, larga y circunspecta la movían de arriba a bajo con la señal de estar de acuerdo; eso fue en el recinto de los abogados porque después que abandonaron el Colegio todos decían que esa empresa no volvería a Tovar, manque lloren, podrán chillar, pero darle la plaza nunca mas, esto señores esta por verse, pues de haber buenas taquillas como seguro las va haber, el billete se impondrá otra vez y el Alcalde volverá a la mordida de siempre… Valla relajo.
Esto de los carteles de Tovar es un cuento de nunca acabar, lo que yo conozco de los sultaneros mocotienses es que exigen y cobran como profesores titulares y trabajan como los obreros, aquellos famosos de las obras públicas estadales.
Cuentan que los de Tovar se creen sevillanos, por allí alguien bautizo a Tovar como la Sevilla de América… y lo bueno es que se lo creen, diciendo que son la mejor y más entendida afición del país… Valla chalados. Dicen que este síndrome es irreversible y lo peor es que todos quieren entrar a la plaza de gorra, gratis, o sea de manga, entonces no sean inconformes. “Es lo que hay, lo toman o lo dejan”… Yo cumplí con enviar a más de 2.000 cuentas los carteles de Tovar, porque la empresa solo los dio a tres personas… será que le da pena que conozcan los carteles, eso es lo que hay, pues darle publicidad y los aficionados a comprar los abonos.
El Alcalde, los de la Comisión taurina, junta de ferias, y los del comité del recuentro con la cara seria, larga y circunspecta la movían de arriba a bajo con la señal de estar de acuerdo; eso fue en el recinto de los abogados porque después que abandonaron el Colegio todos decían que esa empresa no volvería a Tovar, manque lloren, podrán chillar, pero darle la plaza nunca mas, esto señores esta por verse, pues de haber buenas taquillas como seguro las va haber, el billete se impondrá otra vez y el Alcalde volverá a la mordida de siempre… Valla relajo.
Esto de los carteles de Tovar es un cuento de nunca acabar, lo que yo conozco de los sultaneros mocotienses es que exigen y cobran como profesores titulares y trabajan como los obreros, aquellos famosos de las obras públicas estadales.
Cuentan que los de Tovar se creen sevillanos, por allí alguien bautizo a Tovar como la Sevilla de América… y lo bueno es que se lo creen, diciendo que son la mejor y más entendida afición del país… Valla chalados. Dicen que este síndrome es irreversible y lo peor es que todos quieren entrar a la plaza de gorra, gratis, o sea de manga, entonces no sean inconformes. “Es lo que hay, lo toman o lo dejan”… Yo cumplí con enviar a más de 2.000 cuentas los carteles de Tovar, porque la empresa solo los dio a tres personas… será que le da pena que conozcan los carteles, eso es lo que hay, pues darle publicidad y los aficionados a comprar los abonos.
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